viernes, 9 de abril de 2010

Guerrico, Quequén y la Fundación del Pueblo de Lobería

Del libro escrito por el Capitán Capellán José M. Suárez García llamado HISTORIA DEL PARTIDO DE LOBERÍA (tomo segundo) impreso el año 1949.



En el capítulo 1 se trata el tema de la fundación del pueblo que asiente las autoridades del Partido de la Lobería Grande.

“los inmensos beneficios que reporta un centro destinado a radicar las actividades civiles, religiosas, comerciales, culturales y sociales, inherentes a una agrupación civilizada, no podían escapar a los principales terratenientes de esta zona y, en 1854, iniciaron las primeras gestiones para obtener su fundación”

“a mediados de 1854, se concretaron las justas aspiraciones del vecindario loberense en nota elevada al Ministerio de Gobierno, que la secretaria resume, con fecha de 3 de agosto en los siguientes términos: “juez de paz de Lobería”. Adjunta un proyecto de la Comisión Municipal que tiene por objeto fundar un pueblo sobre la costa del río Quequén Grande; que este pensamiento se cree de fácil realización por cuanto este partido tiene mucha población; todos trabajarían en ese sentido; y solicitan a este respecto la aprobación del gob.
Agosto 3/1854 Fho.”


Tengamos en cuenta que por esos días los territorios en la boca del Quequén grande donde los habitantes loberenses pretendían establecer la cabecera del partido (hoy se encuentra emplazado el partido de Quequén) pertenecían al Señor Manuel J. Guerrico. Y para adentrarnos en más detalles referentes a la posesión de dichos terrenos veamos lo que el departamento Topográfico en una carta informaba:

“el terreno que esta en posesión D. Manuel J. Guerrico en el Rincón de Quequen le pertenece en propiedad en extensión de once y media leguas cuadradas, por dos títulos que le fueron otorgados por el gobierno en 6 de septiembre de 1836 y el 16 del mismo mes y año. Por el primero el Sor. Guerrico compro al Estado ocho y media leguas cuadradas, y por el segundo le fueron donadas por D. Juan Manuel de Rosas las tres restantes hasta el completo de las once y media que le habían sido medidas anteriormente según consta en registros de esta oficina. Las leguas donadas son parte de las 60 leguas cuadradas que por ley le fueron donadas a D. Juan Manuel de Rosas”
Buenos Aires, junio 17 de 1859. Saturnino Salas. Pedro Pico


Como se podrá notar a simple vista, Guerrico era sin dudas un hombre muy poderoso para la época. José M. Suárez García lo describía de la siguiente forma:

“El sr. Manuel José de Guerrico, poderoso hacendado, prestigioso político, senador y miembro de importantes comisiones de carácter oficial, tenia una influencia avasalladora en las esferas gubernamentales”

Pero de Guerrico hablaremos en otra ocasión en forma más exhaustiva ya que su incidencia en la vida y los destinos de este pueblo son innegables y merece necesariamente un tratamiento exclusivo. En esta oportunidad queremos mostrar como se manifestó este señor Manuel Guerrico al enterarse de la solicitud del pedido de expropiación de sus tierras para entablar la cabecera del partido de las Loberías.

A continuación la nota que envió el Sr. Guerrico al Sr. Ministro de Gobierno Barros Pazos

Excelentísimo señor.

Ya en otra ocasión he manifestado a V.E. que “nada mas patriótico y laudable” que lo que propone la comisión Municipal del Partido de Lobería formando un pueblo cabeza en ese vasto partido de nuestra campaña de que carece hasta el presente. Como vecino y propietario en él aplaudo la idea y ayudaré como pueda a la realización.
La localidad escogida por la comisión Municipal para la formación del Pueblo de la Lobería no ha sido examinada, ni considerados los inconvenientes que ella ofrece “siendo Exmo. Sor, que siendo de mi propiedad el terreno escogido por la comisión, haga creer que por esto lo reputo inadecuado.
Voi a repetir las razones de inconveniencia que he recogido de muchas personas competentes a quien he consultado desde que se me dio vista del expediente.
La boca del Quequén Grande está en la esquina extrema del extenso partido de la Lobería; ninguna población hay inmediata; ningún camino la atraviesa; el terreno es arenisco y de poca vegetación; el agua es salada como que participa del flujo de mar. Ningún vecindario concurrirá a fomentar un pueblo formado bajo tan malos auspicios.
El partido de la Lobería tiene Exmo. Señor, terrenos hermosos en que fundar un pueblo, que se vea desde la fundación rodeado de riqueza, donde pueda ofrecer a los pobladores que acudan a poblar terrenos fértiles con aguas cristalinas, con piedra inmediata para cercas y casas, y ocupando el centro de los recursos que deben servir a su acrecentamiento. Si el puerto de la boca del Quequén se hace hábil para los transportes de los frutos del pueblo y del partido, ocho o diez leguas de distancia no es inconveniente. Un viajero europeo a quien encomendé visitar los campos para formación de una colonia agrícola, me aseguró que el mejor aliciente para los colonos era la fertilidad de la tierra; que además el puerto Quequén era incierto por su barra mudable, como que los medanos que la dominan son deleznables. Esto me retrajo de llevar adelante el pensamiento de una colonia allí. Y efectivamente no son los puertos los que favorecen la riqueza de los pueblo sino su localidad y la fertilidad de la tierra. La Ensenada, Zarate, Baradero y Sn. Pedro, nada crecen con sus hermosos embarcaderos, mientras que Dolores, Chascomus, Lobos, Villa de Mercedes y otros pueblos mediterráneos ricos de prosperidad, aumentan de día en día su población y comercio.
El pueblo que se funde en el partido de la Lobería, está llamado a crecer rápidamente y a reunir en poco tiempo un vecindario numeroso si se coloca bien; si se escoge un terreno que satisfaga las exigencias de los pobladores que van en demanda de tierra fecunda, de agua potable y de recursos inmediatos. I deben hallarse fácilmente estas ventajas si la Comisión fija su atención en ellas. El partido de la Lobería las ofrece en muchos puntos, por ello me permitiré indicar a V.E. que si lo tiene a bien, que la Comisión Municipal llame a su consejo vecinos expertos que estudiando las necesidades de un pueblo y sus conveniencias elija el terreno que crea mejor en la extensión del partido de Lobería.
No creo del caso exponer a V.E. lo que me compete como dueño del terreno designado por la comisión municipal, porque tengo la firme convicción que reconsiderando este asunto por los mismos S. y S. y llamando a consultar a personas inteligentes se fijaran en un lugar adecuado y ventajoso a la comunidad que se va a formar.

Buen Ayre Agosto 7 de 1857
Exmo. Señor
Manuel J. Guerrico


Luego de ver la carta del Sr. Guerrico, el autor del libro hace un comentario sobre la misma que seguidamente exponemos:

Leído este documento se advierte “la buena voluntad” con que el Sr. Guerrico “aplaude la idea” y que “ayudara” a realizar la fundación que considere “el propósito mas patriótico y laudable”. Declara que las tierras reclamadas son inservibles, una razón para que se desprendiera de ellas después de las repetidas solicitaciones del vecindario pero no quiere ceder ni si quiera las dos leguas de tierras peores, según su opinión de las once leguas y media que allí posee. Argumenta acerca de la imposibilidad de establecer allí un pueblo y mas adelante admite, en cambio, la posibilidad de la construcción de un puerto y de su utilidad aunque diste diez leguas del pueblo. En cuyo caso ¿Quién se beneficiaria con esta instalación lejana, el pueblo, o el propietario del campo?
Aduce que los pueblos mediterráneos : Chascomus y Dolores prosperan sin tener puertos marítimos o fluviales, pero no se da o no se quiere dar cuenta de que, esos mismos pueblos, con una campaña incultivable, son importantes centros comerciales, precisamente por que son los “puertos terrestres” de ese inmenso marque es la campaña del sur cuyos habitantes tienen allí su apeadero forzoso para que todo el que es transeúnte; recalada obligada para esos bajeles de la pampa: las carretas, que transportan todos los productos de la tierra y proveen de abastecimientos para la subsistencia humana a toda la dilatada región sureña; posta general de todas las líneas de galeras, medio vital de comunicación para todos los vecindarios; y además centro al que acuden todos los habitantes del sur para los actos administrativos, judiciales, religiosos, sociales, asistencia medica, educación de los hijos, convivencia social en los largos inviernos, y finalmente único “puerto” al que pueden recurrir en las borrascosas tempestades de la pampa, cuando, se agitan los campos, con la despavorida huida de las salvajina primero y de los habitantes después, ante la vorágine del malón. ¿Por que no cita, en cambio, pueblos que, como San Justo, Ranchos o Cañuelas que también eran mediterráneos y no prosperaron porque no eran “puertos” de entada y salida para la inmensa región sureña? Afirma también el señor Guerrico que los pueblos viven y adelantan cuando su campaña es rica y exalta por su parte la riqueza de la campaña del Partido de Lobería; ¡Sin embargo, preconiza la imposible subsistencia del pueblo que se establezca en la boca del Quequén! Desconoce, además, capacidad, inteligencia y conocimiento de la región a la “comisión” osea a los numerosos vecinos que firman las peticiones y claman por la cesión de las tierras aledañas a la boca del Quequén; sin embargo, muchos de ellos son caracterizados miembros de la sociedad y de la capital y no pocos de ellos hacendados limítrofes y perfectos conocedores de los campos del Sr. Guerrico.
Cita además el Sr. Guerrico los pueblos del norte de la Provincia que teniendo puerto no prosperan, sin querer darse cuanta que su problema por estar mas cercanos de Buenos Aires, es totalmente distinto del de Lobería, totalmente asilado en invierno y sometido a los malones del indio.
No carecían sin embargo de objetividad, agudeza y efectismo las argucias empleadas por el Sr. Guerrico que se revela un gran dialéctico para no ceder sus tierras, en aquellos tiempos en que no se conocían los sistemas de fijación de medanos y perforación para extraer agua de las napas mas profundas y cuando no eran previsible la fantástica transformación de aquellos campos, casi desiertos, en este maravilloso granero capaz de abastecer la mayor flota, dar movimiento a un gigantesco puerto y fomentar, pletóricamente, la vida comercial de la mas prospera ciudad.

3 comentarios:

  1. Creo que este artículo, representa una visión muy clara de la postura de una parte de la sociedad de aquellos tiempos con respecto de donde se debería finalmente fundar la cabecera del partido de Lobería. Si bién, una parte de los pobladores originales del partido, promulgaba por la creación sobre la ribera del Quequén, en su desembocadura, otra, no tán aristocrática, ni poderosa, solicitaba que la cabecera se hiciera en una zona central del mismo, de manera que quedara cercana a todos los "Municipales", como se denominaban a los delegados de aquella época. Además, debido a que en una primera época, posterior a la creación del partido, pero anterior a la del pueblo, la administración la llevaba adelante el Juez de Paz, es que los primeros asentamientos, estaban generalmente tierra adentro. entiendase por asentamientos, pequeños caserios y cascos de estancias. Queda muy bién representado, en el tomo I de esta misma obra sitada en este artículo, donde se fueron asentando los jueces a lo largo de la campaña, y ninguno, estuvo ni cerca de la desembocadura del Quequén. Por otra parte, no se debe dejar de tomar en cuenta, que por una resolución estatal, decreto o ley, esto debía ser asi para todos los nuevos partidos creados al sur del Rio Salado, y hasta la margen del Quequen.Frontera del desierto por aquellos años, que condicionaba el asentamiento de gente, y que explica un poco en algún modo la postura de Guerrico. Ver notas de época, sobre lo que recomendaba el gobierno de Buenos Aires para quienes se aventuraban al sur del Quequén.
    Creo que el autor de esta nota, quiere dejar expresado, que efectivamente la fundación del puebo cabecera de Lobería, se solicitó se hiciera en nuestra Quequén, pero bien vale aclarar que esto es solo parte de aquella historia.
    Creo que se debería aclarar también, que los que promulgaban esta creación defendían un interes económico sectorial, debido a lo cual, definitivamente se crea la cabecera donde está actualmente, porque el gobierno decide, se respete lo legislado en 1866.
    De ninguna manera mi intervención acá, es ir en contra de Quequén, lugar que amo, pero si es mi intensión, dar claro a una parte de la historia que no se cuenta.
    ¡¡Fuerza Quequén, de un lado o del otro de la orilla, o solos quizas, estamos definitivamente condenados a triunfar!!

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  2. Hola, nos gustaría conocerte porque vemos que tenes un conocimiento sobre nuestra historia. Te cuento que la intención de esta publicación en el blog fue mas para dar a conocer el pensamiento de Manuel J. Guerrico, reflejada en esa carta que decidimos transcribir en forma total, ya que entendemos que Guerrico fue un personaje clave de nuestra historia y tiene mucha incidencia en el presente de Quequén

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  3. Coincido totalmente con vos sobre que Guerrico fue clave en la fundación de Quequén, pero de una manera muy negativa. cuando debió luchar por la fundación de la cabecera de partido se negó, pero cuando le vió una faz económica, le hizo a Quequén el daño más grande que se pueda imaginar. Ese sueño utópico, llevó a Quequén al desastre histórico.
    Quequén es un tema que me interesa muchísimo, es mi casa, mi vida. Pienso bastante diferente que la mayoría de los autonomistas, al menos los que tienen voz publicada, por lo que se me pone un tanto difícil participar de los foros.
    De todas maneras, seguramente este acercamiento, y tu invitación, me acerquen de una vez y podré expresar mi pensamiento.
    Tenemos los mismos interese, pero con caminos un tanto diferentes. Yo creo que no hay que seguir dañando a nadie para lograr los objetivos de independencia y autonomía. Hay que exigir que quienes tienen la obligación de hacer las cosas las hagan. Y fundamentalmente, por más que tengamos un sueño colectivo, no hay que tirarse a la pileta cuando no hay agua, o al menos no sabemos cuanta hay.
    De todas maneras, celebro lo que están haciendo, y los aliento en la lucha, es muy digna.
    ¡Fuerza Quequén!

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