Sustancias usadas por Cargill producirían cáncer

¿Quién controla? Cargill estaría comercializando sustancias cancerígenas. Un cargamento contaminado que salió del municipio de Rojas en Buenos Aires hacia puerto de Santa Fé.

La política de Cargill es desarrollar todas las actividades relacionadas con sus negocios de manera de proteger el medio ambiente, la salud y seguridad de sus empleados, según reza en su página web, pero… ¿es realmente así?
La empresa asegura que se compromete a proveer alimentos y materiales seguros para el consumo humano y animal, utilizando medios productivos, almacenamientos y transportes que garanticen la seguridad de sus productos.También suele afirmar la multinacional que seleccionará proveedores que cumplan con sus requerimientos sobre seguridad alimentaria de materias primas a ingredientes, y entrenará a sus empleados para darles los conocimientos y recursos que necesiten para cumplir con sus responsabilidades personales. Pero alguien dijo alguna vez que la única verdad es la realidad, y aparentemente, Cargill estaría utilizando para controlar plagas que afecten la calidad de las semillas que adquiere, una sustancia denominada “órgano clorado”, que es un tóxico persistente, que no solo produce cáncer, sino que su uso en Guatemala ha traído aparejado brotes de malaria.Cabe destacar que por su alta toxicidad y las enfermedades que devienen de este terrible producto, el Estados Unidos esta sustancia ha sido terminantemente prohibida, pero a Cargill parece no importarle tanto la salud de la población y de sus empleados, como suele propagar a través de los medios de comunicación.

¿Qué pasó en Rojas?

No deja de pasar desapercibido un hecho ocurrido presuntamente en la planta que la empresa posee en la localidad bonaerense de Rojas, donde un operario por orden del jefe de planta para reducir costos, mezcló semillas que contenían la peligrosa sustancia, las cuales supuestamente se iban a utilizar para sembrar, con granos de soja que se enviaron a puerto de Rosario a la empresa Buyatti SA, a Santa Fe, para la fabricación de productos alimenticios. Desde Buyatti, empresa operada por Cargill, supuestamente se detectó la contaminación de las semillas con la sustancia cancerígena, es decir el órgano clorado, y toda la mercadería habría sido reenviada a través de 19 vagones de ferrocarril a su lugar de origen, si que el asunto haya pasado a mayores o tenido trascendencia pública alguna. Las preguntas del millón. ¿Quién controla en Argentina el uso de las sustancias cancerígenas en productos alimenticios derivados del agro? El procesado secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Miguel Campos, ¿qué intereses defiende? No nos queda claro. Agencia NOVA supo de fuentes ligadas a Cargill, que uno de los directivos de la empresa multinacional, Hugo Kranj, habría reconocido ante la requisitoria de algunos medios el uso del pesticida cancerígeno, pero para embarrarla más todavía, reconocería que un grupo de empleados en la planta de Rojas estaría separando las semillas contaminadas grano por grano, supervisado el tema por un escribano contratado por la empresa.

Las semillas con órgano clorado se detectan de una manera muy fácil, ya que están pintadas de rojo para distinguirla de las demás, pero nos surge una duda. El escribano: ¿tiene la capacidad de distinguir un grano contaminado de uno en situación normal, o esa tarea le compete a un ingeniero agrónomo enviado por el procesado secretario Miguel Campos?.

Por otro lado: exponiendo a sus empleados a aspirar el veneno cancerígeno sin ningún tipo de protección, ni siquiera guantes, ¿está cuidando Cargill la salud de sus operarios como dice?. Además: ¿qué garantías tiene la población que consume los productos alimenticios derivados de la multinacional, de que estos no hayan sido contaminados por el órgano clorado?.

Si queremos un país donde imperen la paz y el orden, y donde los ciudadanos sean tratados como corresponde y no como conejillos de india, estas aberraciones deberían terminarse. Y es el Estado el encargado de garantizar la salud de la gente.

Fuente: Agencia Nova